Boris Pasternak
jueves, 17 de noviembre de 2011
Todo había cambiado de repente: el tono, el clima moral. No sabias qué pensar, a quién escuchar. era como si durante toda tu vida te hubieran llevado de la mano como a un niño pequeño y, de pronto, te encontraras solo y tuvieras que aprender a andar. Ya no quedaba nadie, ni la familia ni las personas cuya opinión merecía tu respeto. En aquel tiempo sentías la necesidad de comprometerte con algo absoluto - la vida, la verdad o la belleza- que gobernara tu vida y reemplazara unas leyes del hombre que habían sido descartadas. Sentías la necesidad de entregarte a una meta ultima con todas tus fuerzas, sin reservas, como no habías hecho nunca en los apacibles viejos tiempos, en la antigua vida que ahora estaba abolida y había desaparecido para siempre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Impresionante.
Me recuerda una etapa de mi vida.
Besos.
Publicar un comentario