jueves, 25 de junio de 2009
lunes, 22 de junio de 2009
viernes, 19 de junio de 2009
Caminamos creyendo que buscamos algo, que al final del camino encontraremos un fin. Pero en la mitad del mismo, nos caemos y ahí nos damos cuenta de que no todo se da tan fácilmente. Pero nos levantamos, seguimos caminando y después de la segunda caída nos replanteamos el camino que estamos tomando. Nos preguntamos si al otro también le es tan difícil continuar, o si somos únicos. Resistiendo nos paramos, y sin cambiar de dirección, caminamos. Y sucede una tercera caída, la que nos quiebra en mil pedazos, porque es tan fuerte el golpe que es imposible sobrevivir. Pero respiramos, nos damos cuenta de que no morimos y convenciéndonos de que podemos, nos levantamos. Pero no seguimos, ahora nos preguntamos que estamos buscando, y sin poder responder a una simple pregunta, miramos para todos lados. Vemos otros caminos, gente cayéndose y levantándose. Reconocemos caras y otras nos parecen nuevas. Lloramos por impotencia, por dolor, porque se nos hace difícil. Gritamos en silencio, porque no queremos que nos veamos derrotados. Y reímos para calmar la confusión.
Comenzamos a caminar nuevamente, pero esta vez doblamos tomando otra ruta, y nos caemos de nuevo. Ahora rojos de la rabia puteamos a la virgen, a dios y a todo ser viviente en la tierra. Decidimos sentarnos a esperar, qué, no se sabe pero esperamos. Y pasa el tiempo, los ojos se cansan, queremos acostarnos. La piel se torna fría y dejamos de respirar. Nos venció el camino incorrecto.